La resolución 150/2024 de la Secretaría de Energía reformula un Mercado de la Energía caracterizado desde hace 20 años por la intervención de Cammesa. Un cambio que tendrá un costo político y económico ¿Quién lo paga?
La medida del miércoles pasado que retira a Cammesa su posibilidad de importar gas para la generación térmica ha despertado la incertidumbre en el Mercado Privado de energía. De ahora en más, la importación para la generación quedará a cargo de los privados, que deberán resolver por sí solos una problemática de la cual dependen del estado desde hace dos décadas. Fue a partir de la caída de la convertibilidad y la gestión de Néstor Kirchner que la administradora de energía empezó a cumplir una nueva función: suplir los déficits privados.
Cammesa interviene de muchas maneras en el Mercado Eléctrico. Una de ellas es a partir de la importación de gas para generación energía, que la administradora compra a dólar oficial. Como las generadoras reclaman tarifas más altas y el estado no ha cumplido con esa medida a lo largo de estos años -al menos no en la medida que éstas reclaman- ese costo es suplido por Cammesa. Así, si el generador necesitaba importar, Cammesa se ocupaba de esa importación adelantando el pago; que el generador logra recuperar a 60 días.
Avanzar hacia un mercado libre implica que esta intervención desaparezca, por lo que la importación de gas y la recuperación de ese costo queda en el marco de un contrato entre privados, a pagarse en un dólar no oficial. Desde el sector señalan un problema muy concreto: muchos generadores no pueden cumplir esta nueva función y tampoco saben como lo harían. Entre los pasillos, se espera otra resolución que o bien especifique la operación en este nuevo marco regulatorio o que morigere el impacto de la decisión de Chirillo.
Desde Economía se rechazó la medida que todos entienden como parte de una jugada de Chirillo en el marco de su disputa con el ministro Caputo. Avanzar en una desregulación como ésta implicaría avanzar hacia un régimen tarifario desregulado; algo que desde Economía han postergado midiendo dos efectos negativos en caso de aplicarse un sinceramiento tarifario más concreto: el riesgo de que la inflación se dispare, dilapidando con ello el capital político que el gobierno ha sabido construir. ¿Qué cambiará con la llegada de González Casarteli? Por más de las diferencias, todos coinciden que esta pelea aún no termina.