El presidente de YPF, Horario Marin, confió el negocio más importante de la compañía en ejecutivos de larga trayectoria en el negocio.
Marin es un reconocido técnico de la industria del petróleo. Puede opinar con algún conocimiento sobre la mejor forma de hacer un pozo, los costos de perforación y otros detalles de lo que en la industria se conoce como Upstream, pero no tiene conocimiento alguno sobre el negocio aguas abajo.
La refinación y la comercialización, el Downstream en la jerga petrolera, requiere conocimientos específicos y para YPF esa pata del negocio integrado es clave porque más de la mitad de su caja se explica por los ingresos que provienen de la venta de combustibles.
Por eso Marin volvió a poner en ese negocio a los “Alfonsi boys”, un conjunto de profesionales de la compañía que se referencian en Carlos Alfonsi, líder de ese negocio que supo forjar manu militari una dinámica muy positiva para YPF.
Como vicepresidente del Downstream reaparece Maurico Martin, que unifica en su figura la fallida división que intentó Pablo González entre industrialización y comercialización. Todo se maneja en forma centralizada.
Para la industrialización vuelve Gustavo Chaab, un hombre de larga trayectoria en YPF y que manejó durante mucho tiempo la principal refinería del país ubicada en La Plata. En comercialización, asume Ignacio Millán, también de las huestes de Alfonsi, que reemplaza a Alejandro Fernández, de deslucida gestión en la compañía.
Dos hombres más se destacan en el equipo del Downstream de indiscutible raíz alfonsinista: Juan Gimenez, que queda a cargo de todo el transporte de hidrocarburos (midstream) y el polifuncional Agustín Rebello, en comercio internacional.
Este equipo tiene el enorme desafío de superar los años de la magra gestión anterior, con dos graves crisis de abastecimiento, que a saber de muchos analistas le costo la reelección a Sergio Massa.