En su último informe “Market Gas Report”, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) prevé un aumento del 2,5% en la demanda global de gas en 2024. Este crecimiento se debe a una serie de factores como inviernos más fríos, caída de precios y crecimiento económico. Pero advierte que la oferta será limitada: ¿podrá la Argentina aprovechar la ventana de oportunidad?
El mercado global de gas enfrentará un crecimiento en la demanda durante este año, según la IEA. Por un lado, la Agencia espera que los inviernos en 2024 sean más fríos que los de 2023, lo que aumentará la demanda de gas para calefacción.
A su vez, los precios del gas vienen cayendo significativamente desde los máximos históricos registrados en 2022, lo que hace que el gas sea más asequible para los consumidores. Y a esto se le suma el crecimiento económico mundial, que está impulsando la demanda de gas en sectores como la industria y la generación de electricidad.
Sin embargo, la oferta de gas seguirá siendo limitada en 2024, asegura la IEA, lo que podría provocar fluctuaciones significativas en los precios. La producción de gas natural licuado (GNL), que es una forma importante de transportar gas a largas distancias, se espera que crezca solo un 3,5% en 2024, lo que es significativamente inferior al crecimiento del 8% registrado entre 2016 y 2020.
Los principales factores que limitan la oferta de gas son:
- La concentración de la producción: La producción de gas se concentra en un pequeño número de países, lo que hace que el mercado sea vulnerable a la interrupción del suministro.
- Los retrasos en nuevos proyectos: Los retrasos en la construcción de nuevos proyectos de GNL están contribuyendo a la escasez de oferta.
Los riesgos geopolíticos también podrían afectar al mercado del gas en 2024. La invasión de Ucrania por parte de Rusia y las tensiones en Medio Oriente son los principales factores de riesgo.
En respuesta a estos desafíos, varios países están tomando medidas para garantizar la seguridad del suministro de gas. La Unión Europea, por ejemplo, ha lanzado un mecanismo de compra conjunta de gas para ayudar a los países europeos a reducir su dependencia del gas ruso.
También hay un creciente impulso político para reducir las emisiones en la cadena de suministro del gas. El biometano, el hidrógeno con bajas emisiones y el metano electrónico son algunas de las tecnologías que se están desarrollando para reducir las emisiones de gas.
La pregunta para Argentina es si está a tiempo de llegar con su gas al mundo
Según el último Panorama de la Energía de la IEA, para 2030 se sumarán 250 mil millones de metros cúbicos por año de capacidad de licuefacción, lo que representa la mitad del suministro de GNL a nivel mundial. De ese total, el 60% provendrá de proyectos en marcha en los Estados Unidos y Qatar.
Con esta nueva capacidad de producción, la Agencia considera que se podrá suplir y complicar los planes de Rusia de convertirse en un proveedor de GNL en Asia. Además, se generarán contratos de largo plazo en Europa y un mercado de corto plazo para países que tengan la capacidad de recibir GNL.
Frente a este panorama, la Argentina sigue avanzando en cámara lenta con su proyecto para industrializar el GNL. El proyecto más importante lo lidera YPF en sociedad con la empresa malaya Petronas. El diseño avanza según los plazos previstos, pero es condición para que se concrete que el Estado incentive esa inversión.
Durante el gobierno anterior, se logró avanzar con el proyecto de ley para darle la seguridad jurídica y la estabilidad fiscal que un proyecto de este tipo necesita. La Cámara de Diputados aprobó el proyecto, pero quedó frenado en el Senado en el marco de la dinámica política generada por las elecciones.
La llegada del presidente Javier Milei y su visión liberal de la economía, generó algunas dudas sobre la viabilidad de un proyecto en donde el Estado incentive este tipo de iniciativas. Sin embargo, en el proyecto de ley Ómnibus se incluyeron artículos para garantizar esa inversión.
Incluso el propio presidente de YPF lo puso como una de las prioridades de su gestión. Estima que para fin de este año podría tener algo más concreto para anunciar.
De todas maneras, estas idas y vueltas que genera la política, sumado a la magnitud del proyecto, demoran la definición y achican la ventana de oportunidad para que cuando el GNL esté en puerto, haya una demanda para el mismo.