La eliminación de su obligatoriedad marca el fin de un negocio millonario concentrado en pocas empresas que monopolizaron durante una década el mercado con el aval de normas cuestionadas.
El gobierno de Neuquén anuló recientemente la obligatoriedad del uso de mantas oleofílicas en la industria hidrocarburífera, lo que marca el fin de un modelo que las petroleras consideraban ineficiente y oneroso. Las mantas, utilizadas para contener derrames de hidrocarburos, fueron objeto de duras críticas por parte del sector, que desde hace más de una década cuestionaba tanto su efectividad ambiental como el impacto económico que generaban en las operaciones.
El decreto firmado por el gobernador Rolando Figueroa pone fin a una normativa que, desde 2014, convertía a las mantas oleofílicas en el único método permitido para la contención de derrames en los yacimientos de Vaca Muerta y otras áreas. Las operadoras señalaban que este sistema, además de ser poco eficiente en ciertas condiciones, generaba una acumulación masiva de residuos no reutilizables y altos costos de gestión.
A esto se sumaba una controversia de carácter político y comercial. El negocio de las mantas estuvo dominado por dos empresas: Real Work y Environmental Services, siendo la primera vinculada al sindicalista Guillermo Pereyra. Este duopolio controlaba el 90% del mercado, con ventas que superaron los 200.000 m² mensuales en el auge de la actividad. Las petroleras acusaban que la normativa había creado un modelo de negocio cautivo, sostenido por relaciones políticas y sindicales.
Entre las principales críticas de las operadoras se destacaron:
- Limitada efectividad ambiental: Estudios técnicos cuestionaron que las mantas fueran la mejor opción para la contención de derrames, sugiriendo métodos más económicos y eficaces, especialmente en climas extremos.
- Generación de residuos: Las mantas no podían ser reutilizadas después de contener hidrocarburos, lo que llevaba a la acumulación de grandes volúmenes de desechos en los yacimientos, incrementando los costos de disposición y afectando el medio ambiente.
- Concentración del mercado: El control casi total del mercado por un par de proveedores, con precios elevados y poca competencia, profundizó el rechazo de las petroleras.
El cambio normativo fue celebrado por la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH), que desde hace años solicitaba la revisión de las reglas. “Este cambio permitirá a las empresas adoptar métodos más flexibles, eficaces y adaptados a las necesidades de cada operación”, afirmó el director ejecutivo de la entidad, Manuel García Mansilla.
Por su parte, las empresas proveedoras, especialmente Real Work, cuestionaron la medida, alegando que podría generar vacíos regulatorios en el manejo de derrames. Sin embargo, el gobierno provincial se comprometió a trabajar en nuevos estándares técnicos con un enfoque más amplio y sostenible.
La derogación no solo representa el fin de un negocio que movía millones de dólares al año, sino también un cambio en la regulación ambiental de Neuquén, que busca equilibrar la explotación de hidrocarburos con medidas más efectivas y menos onerosas para la industria.