El cuello de la Vaca Muerta: producción acelerada, infraestructura limitada

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El auge de la actividad en Vaca Muerta durante 2024 viene marcando un año récord para la industria hidrocarburífera argentina, con 277 pozos conectados en tan sólo los primeros ocho meses, con duplicación del ritmo de perforaciones del año anterior. Sin embargo, a pesar del incremento sostenido en la producción, que alcanzó los 430.000 barriles diarios de petróleo en agosto, la actividad enfrenta obstáculos significativos relacionados con la infraestructura de evacuación de crudo, lo que podría limitar su expansión futura.

La infraestructura, un desafío crucial

Si bien las inversiones en infraestructura se han intensificado, los cuellos de botella en la capacidad de transporte de petróleo persisten y amenazan con frenar el crecimiento. La capacidad de evacuación de los oleoductos existentes, como el de Oldelval, que está en proceso de expansión para alcanzar los 470.000 barriles diarios, apenas cubre la producción actual. A medida que la extracción continúa en aumento, se prevé que en pocos meses se alcance el límite de capacidad, lo que podría obligar a recurrir al transporte por camiones.

El oleoducto Rincón de los Sauces, con una capacidad de 160.000 barriles diarios tras su reciente ampliación, también enfrenta saturación. Además, la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur hacia Punta Colorada, una obra clave para diversificar las rutas de exportación, avanza pero no estará operativo hasta al menos 2026.

La competencia por el transporte

La creciente demanda de capacidad de transporte ha generado competencia entre las principales operadoras. Las compañías que no forman parte del consorcio de Oldelval enfrentan dificultades para asegurar el acceso a los ductos, lo que les ha llevado a utilizar camiones para transportar crudo a los puertos de exportación, un método costoso y menos eficiente. La situación pone de relieve la necesidad urgente de ampliar la infraestructura existente y buscar soluciones alternativas para evitar que los cuellos de botella limiten el crecimiento a largo plazo.

Aunque se han destinado más de 47.000 millones de dólares a inversiones en Vaca Muerta desde 2013, y se proyectan 181.000 millones adicionales en los próximos ocho años, el ritmo de desarrollo de infraestructura no ha sido suficiente para acompañar el crecimiento acelerado de la producción. La reactivación del Oleoducto Transandino hacia Chile y la duplicación de la capacidad de Oldelval son pasos positivos, pero aún se requieren inversiones más agresivas para evitar que la expansión de la producción petrolera se vea limitada por la falta de capacidad de evacuación.

Cuellos de botella y perspectivas de crecimiento

El ministro de Energía de Neuquén, Gustavo Medele, proyectó que en cuatro años Vaca Muerta podría alcanzar los 800.000 barriles diarios, casi el doble de la producción actual. Sin embargo, con la infraestructura de transporte actual y los proyectos en marcha, lograr este objetivo parece improbable sin una significativa ampliación de la capacidad de evacuación. Las ampliaciones en curso y las obras planificadas, como el oleoducto Vaca Muerta Sur, no cubrirán la demanda proyectada a corto plazo.

“Nuestro gran desafío es cómo salimos con esta energía al mundo, entonces en esta edición entendemos que también toda esta actividad conocida como midstream, que tiene que ver con el transporte de esta energía, es lo que va a tomar mayor relevancia”, afirmó Medele.

La mayor parte de la producción está destinada a la exportación, ya que la demanda interna viene mostrado signos de estancamiento debido al encarecimiento de los combustibles y al efecto de la recesión. Esto plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la estrategia de exportación y la capacidad de los mercados internacionales para absorber el aumento de la oferta. La capacidad de exportar más crudo dependerá no solo de la infraestructura sino también de la demanda global y de las políticas energéticas que busquen diversificar los destinos del petróleo argentino.

YPF lidera las operaciones en Vaca Muerta, con más de 128 pozos perforados en 2024, seguida por Vista y Tecpetrol, que también han mantenido un fuerte ritmo de actividad. Sin embargo, la competencia por la capacidad de transporte ha generado tensiones entre las empresas. La disputa entre Chevron y otras operadoras por acaparar la capacidad en Oldelval refleja la competencia intercapitalista que puede intensificarse a medida que la producción siga creciendo.

Vaca Muerta continúa posicionándose como un motor clave para la industria hidrocarburífera argentina y una pieza importante en el mercado global de hidrocarburos. Sin embargo, su futuro depende en gran medida de la capacidad para superar las limitaciones actuales en la infraestructura de evacuación. Si bien las inversiones en infraestructura están en marcha, es crucial acelerar su desarrollo para evitar que los cuellos de botella limiten el potencial de crecimiento. La necesidad de soluciones más efectivas y diversificadas en transporte se vuelve evidente para asegurar que el crecimiento sostenido de Vaca Muerta se traduzca en beneficios duraderos para la economía argentina.

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