Back to the Future: CAMMESA viaja a los ’90

La reciente decisión de la Secretaría de Energía de devolver a CAMMESA a sus competencias originales de la década de los ’90 representa un giro significativo en la política energética argentina. Este movimiento, que busca reducir el involucramiento del Estado y de CAMMESA en la operatividad y funcionamiento del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), marca el fin de una era de intermediación estatal y la reintroducción del principio de subsidiariedad.

La medida surge como respuesta a lo que se percibe como un “involucramiento excesivo” del Estado Nacional en el sector energético, una situación que se ha vuelto insostenible en el contexto de la nueva crisis energética declarada por el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 55/23. Lo que en épocas anteriores se consideraba indispensable, ahora se ve como una carga excesiva. Este cambio no solo altera la estructura operativa de CAMMESA, sino que también desafía al sector a adaptarse a un nuevo paradigma de gestión y regulación.

Un aspecto crucial de esta transición será el desmantelamiento de las complejas instrucciones regulatorias acumuladas durante las últimas dos décadas. Este proceso no será sencillo y requerirá un esfuerzo coordinado entre todos los actores del sector, incluidos productores de gas, generadores eléctricos, industrias y distribuidores. El éxito de esta iniciativa dependerá en gran medida de la capacidad de estos jugadores para ajustarse a un modelo que ya se intentó, sin éxito, durante el gobierno de Cambiemos.

Las funciones actuales de CAMMESA en el MEM incluyen la gestión de contratos del Plan Gas.Ar con productores de gas natural, los contratos de abastecimiento tipo PPA con generadores eléctricos, y los contratos con distribuidores eléctricos. La gran incógnita es si la reducción de las competencias de CAMMESA resultará en la cesión inmediata y masiva de estos contratos a generadores eléctricos e industrias y distribuidoras. Este proceso plantea desafíos complejos, como la gestión de las obligaciones de compra mínima (ToP), el manejo de subsidios y la transición a un nuevo esquema de demandas y despachos.

El reto es monumental. Según los cálculos del especialista en energía Juan José Carbajales, en cuya opinión se basa este artículo, la ausencia de CAMMESA como intermediario revelará la presencia de más de 15 productores de gas, más de 100 generadores eléctricos y más de 600 distribuidoras, subdistribuidoras y cooperativas eléctricas. La coordinación de estos actores será fundamental para asegurar una transición fluida y efectiva hacia el nuevo modelo.

La medida tomada por la Secretaría de Energía no solo redefine el rol de CAMMESA sino que también plantea una serie de interrogantes sobre el futuro del mercado energético en Argentina. ¿Podrán los actores del sector adaptarse a las nuevas dinámicas sin la intermediación estatal? ¿Qué impacto tendrá esta medida en la calidad y costo de los servicios energéticos para los consumidores? ¿Cómo se resolverán los complejos temas de subsidios y contratos en el corto plazo?

“Nada de todo esto será sencillo resolver en el corto plazo. Máxime en la nueva dinámica entre la Secretaría de Energía y la flamante Coordinación de Economía”, sentenció Carbajales en LinkedIn.

La vuelta de CAMMESA a sus facultades originales es una apuesta audaz por la subsidiariedad estatal en el sector energético. Si bien los desafíos son muchos y significativos, esta transición también ofrece la oportunidad de construir un mercado más eficiente y dinámico, menos dependiente del Estado y más orientado a la competitividad y la sostenibilidad a largo plazo.

Descolocamiento del sector energético

La resolución que eliminó de manera abrupta una serie de regulaciones sobre CAMMESA ha dejado perplejo al sector energético. “Quedamos patas para arriba”, manifestaron a La Política Online (LPO) desde una de las empresas afectadas. Aunque la resolución firmada por el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, consta de solo tres artículos, aún falta analizar en detalle el impacto de las normativas derogadas. De manera inmediata, es evidente que CAMMESA dejará de importar combustible para abastecer la generación térmica.

La retirada del gobierno del mercado eléctrico y la pérdida de facultades de CAMMESA generan una gran preocupación. “Esto es gravísimo porque CAMMESA garantizaba la importación de combustible al dólar oficial. Con esta medida, la Secretaría de Energía elude todas sus responsabilidades y no hay ninguna garantía. Las empresas ahora tendrán que importar por su cuenta y recurrir al dólar paralelo, que es el único al que accedemos sin intervención gubernamental”, señalaron a LPO desde una empresa del sector.

La energía era uno de los pocos precios de referencia que se mantenía en la cotización oficial. La nueva medida puede provocar un efecto dominó en los costos. Un economista destacado advirtió que “con la brecha cambiaria cerca del 50%, el costo de importación aumentará significativamente si el Estado se retira por completo. Este incremento en los precios de la energía desencadenará un aumento en los costos de producción y afectará toda la estructura de precios de la economía”.

Una fuente con conocimiento en la redacción de resoluciones oficiales destacó la contradicción en las decisiones de la misma secretaría. “Bajaron la licitación TerConf argumentando una reducción en el costo de generación, y ahora con esta medida lo incrementan notablemente”, señaló.