Con importantes reservas y un creciente número de proyectos en desarrollo, Argentina se consolida como uno de los principales actores en la producción de litio, aunque la ventana de oportunidad para expandir la industria podría ser limitada. El Centro de Economía Internacional (CEI) advierte que, si bien la demanda de litio crece sostenidamente, este contexto favorable podría no perdurar en el largo plazo.
Argentina se destaca en el mercado global de litio, siendo el segundo país con mayores recursos y el tercero con más reservas, lo que lo coloca en una posición privilegiada para satisfacer la demanda internacional de este metal estratégico. Los recursos del país ascienden a 106 millones de toneladas de Carbonato de Litio Equivalente (LCE), de las cuales 14 millones de toneladas son consideradas reservas comprobadas. Sin embargo, un informe del Centro de Economía Internacional (CEI) advierte que, aunque la demanda global de litio está en aumento, las condiciones favorables actuales no garantizan una expansión sostenida de la industria en el largo plazo.
Los salares del noroeste argentino, que incluyen Catamarca, Jujuy y Salta, forman parte del “triángulo del litio”, una región que comparte con Chile y Bolivia y que alberga el 54% de los recursos globales. Actualmente, tres proyectos están en producción: Fénix, en Catamarca; Olaroz, en Jujuy; y Cauchari-Olaroz, que inició operaciones en 2023. Un cuarto proyecto en Salta, operado por Eramine Sudamérica, comenzó la producción en julio de 2024, con la expectativa de entregar carbonato de litio grado batería a partir de noviembre.
Además, se están construyendo otros cuatro proyectos en Salta y Catamarca, y más de 40 están en distintas etapas de exploración, lo que refleja el dinamismo de la industria local. Argentina recibió el 17% del presupuesto mundial en gastos exploratorios de litio en 2023, lo que evidencia su atractivo para los inversores internacionales.
El país experimentó un aumento del 62,4% en las exportaciones de litio durante el primer semestre de 2024 respecto al mismo período de 2023, alcanzando un valor récord de 835 millones de dólares el año anterior. Sin embargo, la caída en los precios de venta hizo que el valor total de las exportaciones cayera un 34,7% interanual, lo que resalta la volatilidad del mercado.
El informe del CEI también señala que, a pesar del crecimiento sostenido en la demanda, la industria podría enfrentar desafíos derivados de avances tecnológicos que ofrezcan alternativas al litio, así como del reciclaje de baterías usadas, lo cual podría reducir la dependencia de nuevos suministros. La posibilidad de que estas innovaciones alteren el panorama del mercado obliga a Argentina a no solo expandir la capacidad extractiva, sino también a diversificar su participación en la cadena de valor, promoviendo la creación de eslabonamientos productivos y el desarrollo de capacidades tecnológicas para avanzar en la fabricación de baterías.
En ese sentido, la Planta Nacional de Desarrollo Tecnológico de Celdas y Baterías de Litio (UniLiB), un proyecto impulsado por la Universidad Nacional de La Plata y Y-TEC, representa un paso hacia la industrialización local del litio, aunque todavía se encuentra en una fase piloto sin escala industrial. La implementación de políticas de desarrollo productivo y la generación de capacidades técnicas son cruciales para que el país pueda avanzar en la cadena de valor y aprovechar al máximo sus recursos naturales.
Argentina posee ventajas comparativas con respecto a otros países del triángulo del litio debido a un marco normativo más favorable para la inversión. A diferencia de Chile y Bolivia, donde las regulaciones son más restrictivas, la legislación argentina permite a las empresas mineras operar con mayor libertad y ofrece incentivos fiscales significativos. Sin embargo, para sostener el crecimiento y atraer inversiones adicionales, será fundamental consolidar una cadena de suministro competitiva y fomentar la producción local de tecnologías avanzadas relacionadas con el litio.
A pesar de los desafíos, las proyecciones son optimistas: se espera que las exportaciones de litio alcancen los 8.700 millones de dólares en 2030, impulsadas principalmente por los desarrollos en Catamarca, Salta y Jujuy. La clave estará en aprovechar la ventana actual para posicionarse estratégicamente en un mercado en evolución y responder de manera proactiva a los cambios tecnológicos y de demanda.