Ahora le dicen a Clarín que no hubo reunión secreta entre Kicillof y Marín

A través de un comunicado oficial, la petrolera estatal desmintió una nota donde Clarín señalaba una reunión secreta entre Marín y Kicillof con motivo de la disputa entre Buenos Aires y Río Negro por la instalación de una planta de GNL. Un proyecto donde se cruzan aspectos políticos y técnicos. ¿Y Petronas? Bien, gracias.

YPF difundió un comunicado donde apunta directamente a Clarín, acerca de una nota que dejaba trascender la existencia de una reunión secreta en la que Marín habría negociado con Kicillof la necesidad de que Buenos Aires adopte el RIGI, para que la planta se instale en Bahía Blanca. “YPF desmiente que haya habido reuniones secretas ni con el gobernador de la provincia de Buenos Aires ni con ningún otro actor”, señala el comunicado escrito desde una altura moral que distancia a la empresa de una disputa embarrada por la política vernácula, ya que “sus decisiones son guiadas por aspectos técnicos y todas sus acciones y actividades son transparentes.”

YPF agrega en el mismo PDF que las únicas reuniones y comunicaciones han sido las formales, donde cada gobernador recibió “una carta con siete puntos (3 económicos y 4 de permisos y ayudas al proyecto) para que las provincias respondan según corresponda.”

La misiva de YPF se apuntala en el verosímil: sería impensable una negociación entre el ex Techint Horacio Marín y el ex Cámpora Axel Kicillof sin el aval de los hermanos Milei. No hará falta que el Gordo Dan le dedique ningún Twitt al Djokovic del petróleo, por ahora.

La disputa entre Buenos Aires y Río Negro es pública y evidente. Petronas, la petrolera malaya que pondría los fondos para la inversión millonaria, firmó un acuerdo con YPF y realizó estudios de prefactibilidad por 50 millones de dólares para analizar la instalación de la planta de GNL en Bahía Blanca. Sin embargo, la llegada del gobierno de Javier Milei y la constante disputa con el gobernador Axel Kicillof, hizo que un nuevo jugador intente arrebatar a la ciudad bahiense la tan deseada inversión. Río Negro y su gobernador, Alberto Weterelnik, se movieron rápido: apoyaron la ley Bases y el RIGI con un voto clave para su sanción, el de la senadora Mónica Silva, de Juntos somos Río Negro. Su propuesta: instalar la planta de GNL en Punta Colorada, ubicado en el Golfo de San Matías, en el departamento de San Antonio; el cual a su vez ya tiene confirmada la construcción de una terminal para exportar crudo de Vaca Muerta. Para ello, YPF ya inició la construcción del oleoducto Sur que conectará Añelo con Allen, en Río Negro. De allí faltarían 437 km hasta Punta Colorada.

¿Qué tiene Punta Colorada para torcer la disputa? Además del evidente apoyo político, la ciudad rionegrina ofrece entre sus opciones algunas ventajas respecto a Bahía Blanca, que desde el gobierno patagónico pregonan con especial énfasis: conectividad terrestre de las cargas, menor longitud del gasoducto y no atraviesa zonas urbanas; disponibilidad de superficies para la terminal, y por último algo importante, operatividad en aguas profundas. 

¿Qué argumentan desde Bahía Blanca? Su intendente, Federico Subielles, es uno de los principales promotores para que la planta se instale finalmente en su ciudad y recientemente reconoció que “Bahía Blanca va a adherir al RIGI”. Pareciera que el RIGI paralelo diseñado por el gobernador no es suficiente, y así lo entiende el intendente de una ciudad que, a su vez, ofrece una serie de ventajas técnicas: conexión terrestre, marítima y aérea; mejores servicios portuarios; operatividad de la terminal en un puerto más grande; a lo que se agrega una infraestructura ya desarrollada para el proyecto con recursos económicos y humanos disponibles en la ciudad. Según el comunicado oficial “Con esa información, ambas compañías (YPF y Petronas) tomarán la mejor decisión para el proyecto”. Desde Bahía Blanca hicieron públicas las “desventajas” de Punta Colorada como puerto “sin infraestructura comparable”; mientras que desde Rio Negro piensan a la localidad como la un posible polo de desarrollo patagónico donde YPF intalaría, a su vez, una planta de licuación onshore en 2031. “Queremos exportar por nuestro mar lo que produce la Patagonia”, señaló hace poco Weretilneck en una reunión en el Club del Petróleo.

¿Los malayos de Petronas siguen convencidos de llevar adelante una inversión en una obra de semejante envergadura y complejidad, cuya locación es plausible de ser manipulada en función de intereses políticos? Después de todo, son petroleros y no le temen a nada. Pero Argentina es Argentina. Es una pregunta válida.

Y en el hipotético caso de que Petronas llegase a desistir del acuerdo firmado con YPF allá por el 2022, ¿el gobierno de Milei saldrá a lamentarse de que por culpa del periodismo y… fin?