El anuncio del vocero presidencial, Manuel Adorni, remite casi inmediatamente a la famosa frase de Luis Brandoni en Esperando la Carroza: “¡Qué miseria, che, qué miseria! ¿Sabés lo que tenían para comer?”. “Empanadas”, responde Sergio. “Tres empanadas”.
Llamó la atención el anuncio de la puesta en venta de los dos aviones de YPF no sólo por el contenido, sino por quién lo hizo. Lo cierto es que YPF es una Sociedad Anónima y sus decisiones deberían estar ajenas a la política, o eso por lo menos es lo que siempre se buscó: la gestión profesional.
Por eso que en menos de una semana, la política ya se ponga a tomar decisiones propias de YPF no fue tomado como una buena señal por los inversores privados. Hoy la acción de YPF caía en el mercado local un 3% y en Nueva York un 1.4%.
¿Son uno o dos aviones?
La confusión se generó porque cuando la gestión de Pablo González, ex presidente de YPF, decidió cambiar el avión se comunicó que ponían el anterior en parte de pago. Pero eso no fue así, y durante los dos últimos años convivieron los dos aviones.
Uno es el conocido Learjet 60, del año 2008, que fue usado desde la época de Repsol. Por su antigüedad, el ex CEO Sergio Affronti, decidió cambiar de avión y se avanzó en la compra de un Embraer Praetor 500, que llamaba la atención cada vez que aterrizaba en un aeropuerto local por su tamaño. La idea original, era entregar el Learjet 60 en parte de pago, pero no consiguieron buenas ofertas en el mercado, con lo cual YPF se quedó con los dos aviones en operación.
El Praetor 500, además de los vuelos corporativos, fue el que recurrentemente utilizaba la ex vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, para sus viajes al Calafate, práctica que no llamaba la atención en YPF porque siempre los aviones de YPF fueron utilizados para viajes de la política y personales. Algunos recordaban los viajes a Villa La Angostura en otras gestiones.